Fragmentos

Ignacio

La playa está casi vacía. Se ve una pareja caminando de la mano a varios metros a su derecha, y un pescador más lejano por la izquierda, que apenas se ve a través de una bruma que sale desde el mar.

A sus 26 años, Ignacio aparenta ser más joven. Su aspecto descuidado; contextura delgada, piel pálida, barba corta y desordenada; hacen que se vea como si estuviera fuera de lugar.

—Al exhalar libera las tensiones del cuerpo y… —Presiona la pausa al video de YouTube y lo retrocede al inicio. «Una vez más» piensa.

—Cierra los ojos e inhala profundamente. —Ignacio intenta reiniciar la meditación.

«Me quedan pocos días de vacaciones» piensa. Al instante se le viene una oleada de imágenes del trabajo. Su cubículo de dos por dos, los tubos fluorescentes, los teléfonos sonando, la pantalla de su computadora notificándole que hay 50 llamadas en espera y la voz de su jefe diciéndole “¡la colación es de una hora!”

—Inhala nuevamente y mantén el aire en… —Ignacio abre los ojos justo cuando el sol comienza a esconderse tras el horizonte. Presiona la pausa nuevamente.

«La vida se me va en una oficina que odio y en un trabajo que no soporto. Estoy vendiendo cada hora de mi vida en…», trata de hacer un cálculo mental rápido, «…una mierda» piensa.

Jon

Jon observa atentamente la pantalla de su estación de trabajo cuando salta una alerta. Pincha sobre esta y aparece una lista de instrucciones y números que se despliegan sobre un fondo negro. La lista avanza hasta detenerse en un par de líneas.

 

Key ID +41 566 6847 9878

–invalid key

 

El agente, sentado en una gran sala llena de operadores y monitores, presiona una tecla sobre la pantalla táctil de un intercomunicador a su derecha y contacta a su superior directo.

—Señor, tenemos una anomalía —dice Jon en inglés.

—¿Qué clase de anomalía? —pregunta Morgan sentado en otra estación de trabajo más atrás, en un nivel más alto.

—Tenemos un enlace con una clave criptográfica que Athenea no ha podido resolver.

—¿Qué tipo de clave?

—Al parecer es una clave simétrica, parecida a la AES de 8192 bits. Nunca había visto algo así —responde Jon.

—Confirme los datos —dice Morgan y corta la comunicación.

—Si… señor —Jon se queda hablando solo.

El Ermitaño

—Cuando venía para acá me topé con un personaje bastante extraño. Usaba una túnica gris y no se le veía el rostro. ¿Sabes quién es? —pregunta Ignacio. Theresa se muestra asombrada.

—¿Viste al Ermitaño… y te habló?

—¿El Ermitaño?

—¿Por qué repites todo lo que digo? —pregunta Theresa.

—Disculpa, es una mala costumbre. Es que todo esto me parece demasiado increíble. 

—El Ermitaño no habla con nadie. Por eso me extraña que te dijera algo.

—¿Quién es él? —pregunta Ignacio.

—La pregunta es más bien, qué es.

—¿A qué te refieres?

Fragmentos

Ignacio

La playa está casi vacía. Se ve una pareja caminando de la mano a varios metros a su derecha, y un pescador más lejano por la izquierda, que apenas se ve a través de una bruma que sale desde el mar.

A sus 26 años, Ignacio aparenta ser más joven. Su aspecto descuidado; contextura delgada, piel pálida, barba corta y desordenada; hacen que se vea como si estuviera fuera de lugar.

—Al exhalar libera las tensiones del cuerpo y… —Presiona la pausa al video de YouTube y lo retrocede al inicio. «Una vez más» piensa.

—Cierra los ojos e inhala profundamente. —Ignacio intenta reiniciar la meditación.

«Me quedan pocos días de vacaciones» piensa. Al instante se le viene una oleada de imágenes del trabajo. Su cubículo de dos por dos, los tubos fluorescentes, los teléfonos sonando, la pantalla de su computadora notificándole que hay 50 llamadas en espera y la voz de su jefe diciéndole “¡la colación es de una hora!”

—Inhala nuevamente y mantén el aire en… —Ignacio abre los ojos justo cuando el sol comienza a esconderse tras el horizonte. Presiona la pausa nuevamente.

«La vida se me va en una oficina que odio y en un trabajo que no soporto. Estoy vendiendo cada hora de mi vida en…», trata de hacer un cálculo mental rápido, «…una mierda» piensa.

Jon

Jon observa atentamente la pantalla de su estación de trabajo cuando salta una alerta. Pincha sobre esta y aparece una lista de instrucciones y números que se despliegan sobre un fondo negro. La lista avanza hasta detenerse en un par de líneas.

Key ID +41 566 6847 9878

–invalid key

El agente, sentado en una gran sala llena de operadores y monitores, presiona una tecla sobre la pantalla táctil de un intercomunicador a su derecha y contacta a su superior directo.

—Señor, tenemos una anomalía —dice Jon en inglés.

—¿Qué clase de anomalía? —pregunta Morgan sentado en otra estación de trabajo más atrás, en un nivel más alto.

—Tenemos un enlace con una clave criptográfica que Athenea no ha podido resolver.

—¿Qué tipo de clave?

—Al parecer es una clave simétrica, parecida a la AES de 8192 bits. Nunca había visto algo así —responde Jon.

—Confirme los datos —dice Morgan y corta la comunicación.

—Si… señor —Jon se queda hablando solo.

El Ermitaño

—Cuando venía para acá me topé con un personaje bastante extraño. Usaba una túnica gris y no se le veía el rostro. ¿Sabes quién es? —pregunta Ignacio. Theresa se muestra asombrada.

—¿Viste al Ermitaño… y te habló?

—¿El Ermitaño?

—¿Por qué repites todo lo que digo? —pregunta Theresa.

—Disculpa, es una mala costumbre. Es que todo esto me parece demasiado increíble.

—El Ermitaño no habla con nadie. Por eso me extraña que te dijera algo.

—¿Quién es él? —pregunta Ignacio.

—La pregunta es más bien, qué es.

—¿A qué te refieres?